Prácticas Innovadoras en la Educación Audiovisual

Si bien nuestra institución cuenta con casi cuarenta años de trayectoria en la formación en cine y artes audiovisuales, los nuevos contextos sociales y tecnológicos, en constante movimiento, representan un desafío permanente y nos exigen repensar nuestras prácticas día a día, a la luz de los desafíos del presente.

Es por eso que consideramos que la innovación en las prácticas de enseñanza-aprendizaje es fundamental para estimular el trabajo tanto de los alumnos como de los docentes y generar transformaciones que impacten positivamente en la formación. Queremos destacar algunas de las experiencias y reflexiones que hemos desarrollado en  los últimos años, cuyo impacto positivo en las aulas y más allá de ellas ha sido notorio: la inclusión de las TIC en el proceso de aprendizaje, no solo en lo que respecta a la utilización de plataformas de gestión del aula, sino también a la implementación de dispositivos móviles en el trabajo de clase, la reformulación de los vínculos teórico-prácticos en nuestro campo y el trabajo a partir de los saberes, intereses y deseos del alumnado como base de nuestro modelo educativo.

Apropiación de los dispositivos móviles en el aula

Hoy, que empleamos la tecnología prácticamente para todo, que utilizamos el teléfono celular para pedir una pizza, un taxi o consultar la cartelera del cine, pretender que el ámbito educativo sea un espacio donde los móviles están vedados resulta anacrónico. Es entonces, absolutamente necesario que el docente aproveche las posibilidades que estos dispositivos permiten, guíe y estimule a los alumnos para que les saquen el mayor partido posible. Fomentar que el alumno utilice el móvil para aportar a la clase, que busque conceptos, que encuentre un ejemplo de lo que se plantea en YouTube y que comparta el enlace para que sus compañeros puedan verlo disminuye la posibilidad de que el alumno utilice el celular para evadirse de la clase. Y sobre todo, para un instituto de cine y artes audiovisuales como el nuestro, esto implica que cada alumno tiene en su bolsillo una cámara de vídeo, un grabador de audio, una improvisada isla de edición; es decir, la posibilidades técnicas necesarias para hacer una pieza audiovisual en la palma de la mano.

Implementación de plataformas de gestión de aula en educación superior

En un contexto de expansión de las nuevas tecnologías y el uso de redes sociales, la implementación de plataformas educativas constituye para nosotros una herramienta central para la articulación de los procesos de aprendizaje y enseñanza, así como para la organización de la comunicación entre docentes y alumnos.
Teniendo en cuenta la variedad de redes sociales existentes y el uso personal y comercial que se les da, el uso de una red exclusivamente orientada al mundo académico es fundamental para separar las relaciones privadas y educativas entre docentes y alumnos. Así, el uso de Google Classroom en el aula permitió concentrar toda la comunicación online entre docentes y alumnos a través de la plataforma, reduciendo el uso del mail, y evitando el uso de otras redes sociales. canalizando también toda la comunicación institucional a través de la plataforma, con lo cual se genera un medio de comunicación directo entre el instituto y sus alumnos. Del mismo modo, Classroom permitió ordenar la comunicación online con los docentes que antes se realizaba vía correo electrónico.

Por otra parte, la utilización de esta plataforma nos ha permitido complementar positivamente el trabajo presencial realizado en las aulas, expandiendo los procesos de aprendizaje más allá del tiempo acotado de la clase, favoreciendo el acompañamiento y seguimiento del trabajo de nuestros alumnos. Classroom permite que el docente pueda plantear las pautas para la realización de trabajos individuales o grupales, que pueden subirse luego a la misma plataforma y recibir correcciones y comentarios personalizados. También permite la ejercitación constante a través de preguntas rápidas, antes, después y durante la misma clase, estimulando la participación e intercambio de ideas entre los alumnos.
Uno de los aspectos más productivos es la integración con las aplicaciones de oficina de Google, que permiten incentivar el trabajo colaborativo y que alumnos en distintos lugares puedan trabajar en un mismo documento a la vez. Por otro lado, tanto la organización y acceso a materiales didácticos como la gestión de evaluaciones y calificaciones pueden realizarse dentro de la plataforma, facilitando el proceso tanto para los docentes como para los alumnos.
La forma específica de implementación del sistema que empleamos en el instituto fue desde los años superiores hacia los inferiores; comenzando en 2016 con tercer año, segundo año en 2018 y completando en este 2019 con primer año. De esta forma, fue más sencillo para docentes y alumnos entender la lógica del sistema y encontrar la mejor forma de uso adaptado a nuestras necesidades particulares.

Repensar los vínculos teoría-práctica

En el campo de la formación en artes audiovisuales, es habitual que el dictado de aquellas asignaturas asociadas al aprendizaje de determinados saberes y técnicas específicos del área (Iluminación y Cámara, Sonido, Montaje, etc.) esté fuertemente enraizado en la práctica; así lo entendemos también en nuestra carrera, organizando el trabajo en equipos reducidos y fomentando la participación activa y constante de cada uno de nuestros alumnos. Pero además este vínculo estrecho entre práctica y teoría también guía nuestra labor en aquellas asignaturas históricamente entendidas como «teóricas», dedicadas al análisis y la historia del cine y las artes audiovisuales. Quienes nos hemos formado en estas áreas estamos habituados a pensar los medios audiovisuales a través de otros medios: la oralidad, la lectura, la escritura académica. Por una parte, entendemos que estas no dejan de ser prácticas de apropiación y producción del conocimiento, que requieren un aprendizaje específico y que permiten enriquecer el futuro ejercicio profesional de nuestros alumnos de maneras muy concretas. Por otro lado, a esas prácticas habituales en el mundo académico, hemos sumado el trabajo con el formato de videoensayo, en consonancia con otras experiencias pedagógicas innovadoras llevadas a cabo en diversos centros educativos nacionales e internacionales. Aprovechando las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías, el videoensayo permite a nuestros alumnos abordar audiovisualmente el cine y las artes audiovisuales; se trata de una experiencia que exige otro tipo de operaciones de producción del conocimiento y permita indagar acerca de las posibilidades de un modo de pensamiento específicamente audiovisual.

Un modelo educativo sostenido en el deseo

Históricamente en las instituciones educativas subyace una hipotética oposición deber-deseo, inclinando la balanza casi indefectiblemente hacia la primera opción. “Hacer bien los deberes” sería algo así como la quintaesencia del buen estudiante. El resultado de hacer hincapié en la obligación y en la exigencia por alcanzar un objetivo preestablecido por el docente, en un contrato unilateral que se resuelve en términos de aprobación y reprobación, tiende a finalizar con un resultado predecible: el conocimiento perdura en el alumno el tiempo indispensable para sortear las pruebas y poco más.
Dentro de nuestro modelo pedagógico, optamos por un sistema que permita una formación mejor sustentada, que opta por inclinar la balanza hacia el lado del deseo, concibiéndolo como punto de partida y motor de cualquier proyecto, buscando despertarlo, cultivarlo e incentivarlo, haciendo que las experiencias de trabajo estén basadas en él. Esto cobra relevancia al ser nuestro instituto una escuela de arte, en la que buscamos despertar una forma extrema del deseo como es la pasión. Tratamos así de recuperar modos de aprendizaje como los que se experimentan en la infancia, como el juego, la investigación, la exploración y la sorpresa como componentes fundamentales.
De esta manera, el conocimiento emerge en forma simple en vez de ser impuesto artificiosamente y los estudiantes pueden apropiarse de él, desarrollar la creatividad, el pensamiento crítico y el manejo autónomo. Se trata, entonces, de trabajar sobre lo que el alumno quiere, busca y desea.
Consideramos así la formación como un proceso continuo que comienza antes de que el alumno ingrese a nuestras aulas y seguirá -idealmente- durante toda su vida, por lo que nuestra principal función en ese continuum consiste en saber reconocer sus saberes previos, encontrar las estrategias necesarias para guiarlo en su crecimiento y finalmente darle las herramientas necesarias para que pueda continuarlo en el futuro.